Debido a su flexibilidad y alto poder calorífico, el gas propano puede controlar rápidamente su temperatura sin desperdiciar combustible. Su uso no produce emisiones de cenizas, humos o compuestos sulfurosos, por lo que es una fuente de energía altamente ecológica.

Su importe de coste y el mantenimiento de las infraestructuras de combustión (que son más duraderas al no producir vapores contaminantes ni residuos tóxicos) hacen de esta fuente de energía una opción muy rentable para la agricultura.

La aplicación del gas propano en la agricultura

La aplicación directa de alta temperatura (calor) a la superficie del cultivo puede deshidratar las malas hierbas y detener inmediatamente su crecimiento. Esta aplicación no estropea el suelo, no contamina las aguas subterráneas ni deja residuos en los cultivos.

 

Uno de los usos del gas es generar aire caliente. Si se rocía aire a 90ºC sobre las plantas, los parásitos morirán sin el uso de pesticidas o químicos contaminantes. Al no producir residuos tóxicos, se elimina el período seguro para la recolección de uva o productos, aumentando la eficiencia del desarrollo agrícola.

Para mejorar la calidad de los productos hortícolas y de las vides, se suelen quitar las hojas del cultivo antes de la cosecha. El calor aplicado a las hojas provoca un choque térmico, haciendo que se sequen y se caigan de forma rápida y eficaz, evitando manipulaciones mecánicas que puedan echar a perder la planta.

 

 

Otro uso del gas propano es generar vapor de agua. Si se libera hasta cierta profundidad en el suelo o sustrato (inyectándolo), se destruyen las plagas de los cultivos, se mantiene la calidad y productividad del suelo y se elimina el uso de bromuro de metilo (prohibido desde diciembre de 2008). La inyección de vapor de agua permite sembrar cultivos inmediatamente después del tratamiento sin causar contaminación del suelo o del agua. También es seguro para el productor o la persona que lo aplica.

¿Que es una bomba de calor? Instalar una bomba de calor alimentada por gas propano para mantener temperaturas estables en el invernadero, mejora la calidad de los cultivos y reduce la pérdida de productos, incluidas las semillas, al tiempo que decrece los costos de energía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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